lunes, 27 de octubre de 2014

Jean paul sartre

JEAN PAUL SARTRE

Jean Paul Sartre es el representante más notable del existencialismo ateo. Su postura basada en la responsabilidad del hombre sobre sus actos, independientemente de la existencia o no existencia de Dios, está reflejada en un pequeño libro titulado “El Existencialismo es un Humanismo” donde muestra los conceptos básicos de su pensamiento.


Lo que tienen en común, tanto el existencialismo ateo como el cristiano, (Jaspers, Gabriel Marcel) es simplemente que consideran que la existencia precede a la esencia.
Es decir que el hombre primero existe, es lanzado al mundo siendo nada, y luego se va haciendo a si mismo existiendo, y sólo se llega a definir en la lápida.
El existencialismo de Sartre, afirma que el hombre comienza por existir y sólo después será tal como se haya hecho, porque el hombre no será otra cosa más que eso. Es ante todo un proyecto y es responsable de lo que es.
El primer paso del existencialismo es poner en el hombre la total responsabilidad de su existencia y la de todos los demás. Porque al elegirse a si mismo está creando también una imagen del hombre tal como considera que debe ser.
Así, su responsabilidad es mucho mayor de lo que podríamos suponer, porque lo compromete a él y también a toda la humanidad.
Eligiéndose, elije a todos los hombres, porque con sus acciones está habilitando a todos los demás a hacer lo mismo.
Esta responsabilidad de elegirse a cada instante es el origen de la angustia y del desamparo porque no tiene excusas, ya que es libre para elegir sus actos.
El existencialismo no cree en el poder de la pasión para que el hombre justifique sus actos, porque también es responsable de su pasión, y la pasión no es una excusa.
Como para Sartre no existe una moral “a priori”, afirma que cuando se está frente a una encrucijada no se tiene a nadie y sólo se puede fiar en los propios instintos. No se puede guiar uno ni por los sentimientos, ni tampoco se pueden pedir consejos; porque los sentimientos los construye uno mismo con los actos y porque siempre se elige al consejero, que ya se sabe de antemano qué va a aconsejar.
Elegir es inventar, dice Sartre, porque ninguna moral general puede indicar lo que hay que hacer. El hombre debe comprometerse y luego actuar sin esperanza, y sin ilusionarse, hará lo que pueda. Lo que no puede es no elegir porque aunque no elija, está eligiendo no elegir.
Un hombre que se compromete en la vida, dibuja su figura con sus actos y fuera de eso no hay nada. El cobarde no nace cobarde, se define a partir del acto que realiza, lo mismo ocurre con el héroe.
Sartre sostiene que “Pienso luego soy” es la verdad absoluta de la conciencia y que eligiendo se construye lo universal.
El hombre elige su moral. Todo hombre que inventa un determinismo es un hombre de mala fe. La mala fe es un error, es la mentira de la falta de compromiso. Porque cuando se elige de buena fe es para siempre. La actitud de estricta coherencia de los actos es la actitud de buena fe.
Los actos de los hombres de buena fe tienen como última significación la búsqueda de la libertad como tal y están obligados a querer, al mismo tiempo que su libertad, la libertad de los demás.
La vida no es nada, les corresponde a los hombres darle un sentido; y el valor de la vida no es otra cosa que ese sentido que eligen.
Aunque Dios existiera todo esto no cambiaría porque es necesario que el hombre se encuentre a sí mismo y se convenza de que nada puede salvarlo de si mismo.
Esta postura, considerada pesimista, es sin embargo profundamente ética. El Existencialismo ateo es un movimiento de post guerra, que surge cuando la gente comienza a integrarse a la sociedad, que devastada por las pérdidas, se atreve a cuestionar los antiguos valores y creencias.

Cuando los filósofos que se incluyen en este movimiento reivindican la reflexión sobre la existencia como el tema filosófico fundamental no se refieren a la existencia como categoría abstracta, ni a la existencia de las cosas o realidades no humanas, se refieren a la existencia humana concreta. Y en su tratamiento de esta existencia emplean dos estrategias: como método filosófico, rehuyen el pensamiento especulativo, la construcción de teorías filosóficas a partir de puros conceptos, yprefieren el método fenomenológico, entendido básicamente como fidelidad absoluta a lo dado, a lo realmente experimentado, como descripción de lo que se ofrece inmediatamente en la esfera de la vida; su actitud contraria a los enfoques abstractos de lo humano les lleva también a criticar el uso de la razón matematizante para la comprensión de la realidad humana, y por lo tanto a recelar de la ciencia y de la técnica;en cuanto a las facetas fundamentales de la existencia objeto de su interés, atienden básicamente a la dimensión de la finitud en el mundo humano: la temporalidad, la muerte, la culpa, la fragilidad de la existencia, la responsabilidad, el compromiso, la autenticidad, la subjetividad, la libertad,...

El existencialismo comienza en el período de entre guerras y tiene su máximo momento de esplendor tras la segunda guerra mundial, particularmente en Francia. Es habitual señalar a Søren Kierkegaard (1813-1855) como un precursor de esta corriente; el propio Jean-Paul Sartre (1905-1980), en su obra “El existencialismo es un humanismo”, destaca dos versiones en este movimiento:el existencialismo católico: Karl Jaspers (1883-1969) y Gabriel Marcel (1889-1973); el existencialismo ateo: en donde sitúa a Martin Heidegger (1889-1976) y a su propia filosofía. 

En la citada obra, Sartre atribuye a su versión del existencialismo los siguientes rasgos:

1.Tesis fundamental: es un ateísmo consecuente; puesto que Dios no existe, no existe la naturaleza humana; el hombre no tiene esencia o naturaleza, es lo que él mismo se ha hecho; en el la existencia precede a la esencia.
2. El hombre es un proyecto que se vive subjetivamente: lo que mueve a las personas son sus proyectos, su preocupación por la realización de su ser; pero estos proyectos y los ideales involucrados en ellos, no existen previamente a su decisión de realizarlos, no están trazados previamente por un destino, una naturaleza o una tabla de valores objetivos.
3. El hombre es responsable de sí mismo y de todos los hombres: somos responsables de nosotros mismos porque lo que somos depende de lo que hemos querido ser, no de un destino divino, ni de una circunstancia social, ni de una predisposición biológica o natural; pero somos también responsables de los demás porque al elegir unos valores, elegimos una imagen del hombre tal y como debe ser; “nuestra acción compromete a la humanidad entera”.
4. La libertad humana trae consigo los sentimientos de angustia, desamparo y desesperación. Angustia ante el hecho de que es uno mismo el responsable de sí mismo y de los demás; desamparo porque la elección se hace en soledad, no existe una tabla de valores en la que apoyarse, ni ningún signo que nos indique la conducta a seguir, es preciso inventarse la moral; y desesperación porque no es posible un control completo de la realidad en la realización del proyecto, porque siempre hay que contar con factores imprevistos, con la posibilidad de que se truequen nuestras buenas intenciones en malos efectos.
5. Es una doctrina de la acción, contraria al quietismo: para el existencialismo sólo hay realidad en la acción, el hombre existe en la medida en que se realiza, es el conjunto de sus actos y nada más. Este pensamiento tiene dos caras: por un lado es duro para aquellas personas descontentas con lo que son, para los que no han triunfado en la vida; estas personas pueden engañarse diciendo que en realidad el conjunto de sus actos no muestra su auténtica valía, diciendo que hay en ellos capacidades, talentos o disposiciones desaprovechadas, que el mundo les ha impedido dar de sí todo lo que realmente son. Pero, por otro lado, esta doctrina es optimista pues declara que el destino de cada uno de nosotros está en nuestra mano y nos predispone a la acción, a no vivir de sueños, de esperanzas, a dejar de lado nuestra miseria y realizar nuestro proyecto: el héroe no nace héroe, se hace héroe; si se es cobarde es como consecuencia de una decisión, no porque fisiológicamente o socialmente se esté predispuesto para ello; el cobarde se hace cobarde, pero hay siempre para el cobarde una posibilidad de no ser por más tiempo cobarde, como para el héroe la de dejar de ser héroe.
6. Es una doctrina que reivindica la intersubjetividad: aunque parte del cogito como la verdad indudable, no defiende el aislamiento de la subjetividad, pues considera que sólo en el trato con el otro, en el reconocimiento que el otro hace de nuestro ser, en la presencia de su mirada, sólo así nos hacemos conscientes de nuestro propio ser, de nuestra propia realidad.
7. Frente a la noción de “naturaleza humana” defiende la existencia de la “condición humana”: aunque no existe una esencia común a todos los hombres, Sartre cree que sí se puede hablar de ciertos rasgos formales y universales que permiten la identificación de la humanidad como un todo y el reconocimiento y comprensión del proyecto de cada individuo y de cada cultura; la libertad, la indigencia de la existencia, la sociabilidad, son estructuras antropológicas que desvelan la condición humana.
8. Es una doctrina que permite el compromiso moral y la crítica de la conducta inauténtica: aunque los valores se inventan, no todos tienen el mismo valor, pues algunas elecciones están fundadas en el error y otras en la verdad; la conducta de mala fe, por ejemplo, se basa en el error, en el error de excusarse en las pasiones, en el determinismo, en el destino, o el error de declarar ciertos valores como existentes de modo objetivo e independiente de mi voluntad. La actitud auténtica es la de buena fe, la de aquél que asume la responsabilidad completa de su acción y situación, la de aquél que tiene como lema moral la realización de la libertad propia y ajena.
9. Para el existencialismo el mundo, la vida, no tiene un sentido a priori: declara que Dios no existe, por lo que la vida misma carece de sentido; sólo se puede hablar del sentido que cada uno le da, de los valores que cada uno inventa.
10. El existencialismo es un humanismo: pero no un humanismo que valore a la humanidad por la excelencia de alguno de sus miembros, ni por la supuesta bondad de la humanidad en su conjunto; es un humanismo por declarar que no hay otro legislador que el hombre mismo, por afirmar la libertad y la necesidad de trascender la situación, de superarse a sí mismo, por reivindicar el ámbito de lo humano como el único ámbito al que el hombre pertenece.


Sartre idealiza a las personas como seres capaces de crear sus propias leyes al rebelarse contra todo tipo de estatutos, aceptando la responsabilidad, la ética y toda moral personal sin el apoyo de la sociedad, la ética o cualquier norma tradicional. Su teoría existencial declara la libertad de todas las personas para escoger sus propios conceptos de comportamiento y libre pensamiento hacia una perfecta libertad de elección de crear los significados de las cosas y de la realidad en general. 



que es la libertad, el ser y la nada?
que es el para si y en si?

http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Filosofiacontemporanea/Sartre/Sartre-Existencialismo.htm


MARTIN HEIDEGGER

Gran filósofo de la época contemporánea, nació el 26 de septiembre de 1889 en Messhirch, pequeño poblado rural del país de Bader, al sureste de Alemania. Estudió en la universidad de Friburgo donde sus maestros fueron Rickert y Husserl.

Pensamiento existencialista en cuanto el ser para la muerte, existencia auténtica e inauténtica.


Edmund Husserl es el filósofo que influye poderosamente en Martin Heidegger aportándole un método de investigación.

Su obra más conocida y fundamental es El ser y el tiempo, publicada en febrero de 1927, su obra quedó inconclusa debido a que solo salió la primera parte.
La filosofía de Heidegger es una de las modalidades del existencialismo contemporáneo, su preocupación fundamental respecto al ser y el tiempo no era la existencia humana sino el sentido del ser en general.
En abril de 1933 cuando los nazis llegan al poder, Heidegger es nombrado rector de la Universidad de Friburgo, después renuncia a este cargo, pero el aceptar el puesto de rector en el régimen nazi ha dado a innumerables debates.
Para Heidegger la tarea fundamental de la filosofía consiste en aclarar, en dilucidar el sentido del ser, encuentra que la vía de acceso al ser es nada menos que el dasein, el ser concreto, el hombre mismo.
Respecto a la filosofía, Heidegger no acepta una concepción que subordine a ésta a las ciencias particulares.

El dasein es la existencia, la realidad humana, el hombre se convierte en el fundamento de la ontología, el hombre o dasein no es el ser, sino el medio a través del cual se da o se abre el ser.
Heidegger considera que éste no es una característica, es su propio ser, significa que la naturaleza propia del dasein consiste en su existencia y no lo aprendido o conocido mediante categorías o conceptos, dasein es el ser en el mundo.
Existencia auténtica e inauténtica. El análisis dasein descubre la contingencia de su ser.
En la existencia inauténtica el dasein se despreocupa, se involucra en la vida cotidiana donde predomina el uno, es un aspecto ontológico no una degradación moral. La existencia auténtica, son muy importantes los conceptos (vivencias) de la nada y de la angustia. El hombre cuenta con una experiencia privilegiada que es la angustia, la angustia no es un miedo ante algo concreto, es una vivencia que nos permite percatarnos de la nada, de la muerte como parte sustantiva de nuestro ser.
La fenomenología es el procedimiento o método para descubrir al ser de los entes, trata de interpretar las condiciones de posibilidad de los fenómenos.
La muerte es la posibilidad invencible, la anticipación de la muerte hace del ser ahí un todo, puesto que todas las otras posibilidades existenciales parecen subordinarse a ese poder ser primordial.
Para Heidegger la interpretación existencial de la muerte devuelve al hombre su valor auténtico y lo lleva a la resolución resignada de morir, es reconocer que la muerte es la posibilidad más auténtica de la existencia.

Heidegger aborda el fenómeno de la técnica y sus implicaciones en el hombre moderno. La posición de los tiempos modernos es la técnica que no sólo reviste un sentido tecnológico, sino en el que el hombre moderno mantiene una relación peculiar con su entorno.

El. concepto de existencialismo puede entenderse de modos diferentes, según la mayor o menor amplitud con que se lo tome. En un sentido amplísimo, es existencialista toda filosofía que admita y reconozca la existencia como algo diferente de la esencia. En este sentido la filosofía antigua y la escolástica son existencialistas, y deja sólo de serlo la filosofía del racionalismo y del idealismo.
En un sentido más concreto, Se dice existencialista al pensamiento que encuentra su punto de partida y su motivo inspirador en esa percepción de la existencia como algo dado, misterioso e irreductible a la esencia. Se advierte en él una intención negativa respecto del frío esencialismo de los sistemas racionalistas. En este sentido, toda, o casi toda, la filosofía de nuestros días es existencialista, pero a muchos de los sistemas actuales la existencia les sirve sólo de punto de partida para buscar después una trascendencia (un ir más allá), sea en el terreno religioso o en el metafísico. Tal es el caso de Jaspers, de Berdiaeff, de Marcel..., tal era el del propio Kierkegaard.
Pero puede entenderse en un tercer sentido, más estricto, el existencialismo: el de aquellos sistemas filosóficos para los que la existencia [humana] no es sólo el punto de partida y el motivo inspirador, sino el campo en que se moverán siempre, sin trascenderlo o salir de él en ningún momento. Tal es el caso del filósofo alemán Martín Heidegger y de varios franceses (Sartre, Camus, etc.), que se consideran como lo más característicamente existencialista y el producto típico de su época. Uno y otros (el alemán y los franceses) representan las dos caras de una filosofía que afirma sólo lo concreto y existente, la existencia sin trascendencia.

COMENTARIO


Opina que la primera misión de toda filosofía es aclarar «el sentido del ser», lo que significa «ser». Kant partía para su sistema de un análisis de la ciencia, de la posibilidad de los juicios en la ciencia. Pero Heidegger encuentra que la ciencia es un hacer del hombre, es decir, algo que tiene el modo de ser del hombre que la hace. Más aún, según Heidegger, ya desde Platón el hombre occidental no se somete al ser, sino que somete el ser a sí mismo y lo reduce a representaciones hasta hacer del mundo imagen. Así, el hombre postplatónico occidental dice que conoce cuando posee «e-videncia», es decir, visión, retrato, «eidos». Esto constituye, según él, un descarrío intelectual. El hombre preplatónico conocía en cuanto estaba atento al ser (especie de unión intuitiva o mística), y el hombre medieval cristiano conocía en cuanto que era y se sentía criatura. Ni uno ni otro, según Heidegger, redujeron el ser a la condición de objeto convocado a la presencia del hombre.


La realidad primaria, donde el ser se capta con su sentido original, es lo que Heidegger llama el «Dasein». «Dasein» es una palabra alemana que, por difícilmente traducible, se suele transcribir en todos los idiomas. Significa «ser-ahí», y, en definitiva, se refiere al hombre como «arrojado a la existencia», ser que existe en el mundo y actúa sobre las cosas, que tienen, ante todo, el sentido de instrumentos del Dasein. La filosofía, según Heidegger, no puede ser más que una analítica e interpretación del Dasein.

No es posible trascenderlo hacia un mundo ideal o religioso porque todo género de ideas o de cosas se halla implicado, inserto, en él mismo.

Este análisis del Dasein descubre, ante todo, la contingencia de su ser. El Dasein aparece inexplicablemente en la realidad, sobrenada durante su vida en el poder-no-ser, esto es, suspendido sobre la nada, y, entre sus muchas y fortuitas posibilidades, sólo una es necesaria: el morir. El Dasein es un «ser para la muerte» (Sein zum Tode).


Dentro de esta estructura fundamental en la que, según este análisis existencial, se mueve el Dasein, dos modos opuestos de actuar, de enfrentarse con la realidad: la que Heidegger llama «existencia inauténtica» y la «existencia auténtica». La primera -la inauténtica- es un entretenerse con las cosas, un entregarse a la trivialidad de las relaciones sociales o de los placeres estéticos, un olvidar la profunda tragedia de la existencia. La auténtica, en cambio, es un abrazarse con la angustia, un vivir consciente de la tragicidad del existir, una presencia constante del destino último de la existencia: la nada, a través de la muerte.


El existencialismo heideggeriano tiene una doble significación en la historia del pensamiento:
-por una parte constituye un reconocimiento del fracaso final de la concepción racionalista e idealista, es decir, el descubrimiento de la contingencia y la finitud en el ser que nos es más directa e inmediatamente conocido: el Dasein.


-Pero de otra, responde al postulado general de la filosofía moderna, que 
exige al hombre bastarse a sí mismo, no apoyarse en un mundo de realidades superiores, en un orden sobrenatural

La analítica del Dasein conduce a una situación de inexplicabilidad y de desesperación: la realidad es, simplemente, el hombre finito lanzado a una existencia incierta y sin sentido, sosteniéndose sobre la nada, y abocado fatalmente a la muerte. Existe para cada hombre, sin embargo, una posible salvación: aceptar la propia situación, dar un enérgico sí a los hechos y autoafirmarse por la acción y por la lucha.


Puede reconocerse una influencia de esta filosofía en la actitud de la juventud alemana en las filas del nacionalsocialismo durante la última guerra mundial. Actitud desengañada, escéptica, respecto a valores universales, pero que, por un enérgico voluntarismo, afirma y deifica su propia existencia colectiva -la raza y el Estado germánico, y se entrega desesperadamente a una lucha de la que esperaba ver surgir su propio ser y el sentido de su vida.
He dicho que este existencialismo alemán constituye sólo una de las dos caras del existencialismo. Es la aceptación de la contingencia y de la finitud, y su superación por un vivir en presencia de la muerte: filosofía de tragedia y de desesperación. El reverso, en cambio, tiene algo de irreflexivo y hedonista: el existencialismo interpretado por los filósofos y literatos franceses de la posguerra.


El Existencialismo de Jean Paul Sartre | La guía de Psicología http://psicologia.laguia2000.com/general/el-existencialismo-de-jean-paul-sartre#ixzz3HP3JVbxb

http://www.bsolot.info/wp-content/uploads/2011/02/Sartre_Jean_Paul-El_ser_y_la_nada.pdf

fhttp://exordio.qfb.umich.mx/archivos%20pdf%20de%20trabajo%20umsnh/Leer%20escribir%20PDF%202014/Sartre-existencialismoeshumanismo.pdf


el muro de sartre

domingo, 19 de octubre de 2014

Pensamiento pedagogico

GIOVANNI GENTIL

Giovanni Gentile (1875-1944) expuso por vez primera el principio de su filosofía en el breve ensayo El acto del pensamiento como acto puro (1912); inmediatamente después definió su posición ante Hegel en la Reforma de la dialéctica hegeliana (1913), de lo que sacó las consecuencias pedagógicas en los dos volúmenes del Sumario de pedagogía como ciencia filosófica (1913-14). Su obra más viva es La teoría general del espíritu como acto puro (1916); la más vasta y compleja es El sistema de lógica como teoría del conocer (1917-22).Según Gentile, el error de Hegel consiste en haber intentado una dialéctica de lo pensado, es decir, el concepto o de la realidad pensable, cuando sólo puede haber dialéctica, es decir,desarrollo y devenir, del pensante, esto es, del sujeto que piensa en el acto en que piensa. En efecto,ninguna realidad es tal sino en cuanto, y en el acto, en que es pensada como realidad. Por lo tanto, la única realidad verdadera es el pensamiento en acto o el sujeto actual del pensamiento. Verdad es que el pensamiento, en cuanto piensa, piensa necesariamente algo que para él es un objeto, pero el objeto del pensamiento, trátase de la naturaleza o de Dios, el propio yo o el de los demás, no tiene realidad fuera del acto del pensamiento que lo piensa y que, pensándolo, lo pone. Por consiguiente,este acto es creador y en cuanto creador, infinito, porque no tiene fuera de sí nada que pueda limitarlo. Este principio realiza la inmanencia rigurosa y total de toda realidad en el sujeto pensante. Ni la naturaleza, ni Dios, ni tanto menos el pasado y el porvenir, el bien y el mal, el error y la verdad,subsisten fuera del acto del pensamiento. La doctrina de Gentile se propone esencialmente mostrar la inmanencia de todos los aspectos de la realidad en el pensamiento que los pone y resolverlos en éste.El pensamiento en acto es el Sujeto trascendental, el Yo universal o absoluto. El sujeto empírico,es decir, el hombre individual, es un objeto del Yo trascendental, un objeto que pone (es decir, crea) pensándolo y del que, al mismo tiempo, supera la individualidad universal izándolo. También los otros yo son objetos, en cuanto otros; pero en el acto de conocerlos el Yo trascendental los unificay los identifica con él mismo. La naturaleza, como realidad presupuesta al pensamiento, es una ficción: la naturaleza no subsiste más que como particularidad e individualidad del objeto pensado y, por lo tanto, presupone el acto del pensamiento que la piensa precisamente como particular e individual. De frente al espíritu que es absoluta libertad, porque es absoluta creatividad, el objeto o ser es necesidad. Dios, la naturaleza, la idea, el hecho, son necesarios porque han sido puestos ya por el pensamiento y, por consiguiente, se han vuelto para éste entidades inmóviles que no pueden ser diversas de lo que son. Pero el pensamiento que los pone, en el acto en que los pone, es libre e incondicionado y no obedece sino a su propia necesidad interna. Si es creador lo es precisamente en virtud de esta libertad: su actividad no es jamás pura teoría (esto es, contemplación) de una realidad ya hecha, sino siempre acción, actividad creadora. La ley misma que el espíritu se pone y a la cual se ajusta es creación del espíritu. El espíritu es auto-creación, autoctisi. Ya hemos dicho que para Gentile no hay dialéctica (es decir, devenir, desarrollo, historia), sino de lo que Hegel llamaba espíritu absoluto , en sus tres formas: arte, religión y filosofía; lo cual se comprende dado que, según Gentile, la única realidad es el pensamiento auto  consciente. Para Gentile el arte representa el momento de la subjetividad, la religión y la ciencia el momento de la objetividad y la filosofía el saber absoluto, por el cual el sujeto se vuelve consciente de que es él y nada más que él quien pone el objeto.Según Gentile, el arte expresa el momento de la pura subjetividad espiritual, puesto que el mundo del arte es un mundo producto de la fantasía que vale sólo subjetiva-mente pero no posee realidad objetiva. En uno de sus últimos libros, La filosofía del arte (1921), Gentile define además al arte como el sentimiento que el yo trascendental tiene de su propia subjetividad. La religión es para Gentile la negación del sujeto en el objeto, es decir, como el acto con que el sujeto se olvida de sí mismo en un objeto absoluto (Dios) y llega a la negación de la propia libertad. Concibe entonces la creación no como autoctisi (creación del objeto por él mismo) sino como eteroctisi (creación del sujeto por el Objeto, o sea Dios); el conocimiento no como puesta del objeto por parte del sujeto, sino como revelación que el objeto hace de sí al sujeto; y la buena voluntad no como creación del bien por la voluntad, sino como gracia que el bien (Dios) hace de sí al sujeto. Por consiguiente, la religión desemboca en el misticismo, es decir, el anulamiento del espíritu en su sujeto.La ciencia tiene en común con la religión el hecho de que también ella pone un objeto, la naturaleza, que se considera presupuesto respecto del sujeto. Según Gentile, la ciencia es necesariamente dogmatismo y naturalismo: dogmatismo en virtud de su supuesto realista, en cuanto afirma que hay una realidad (la naturaleza) fuera e independiente del sujeto; naturalismo porque la realidad natural así supuesta no puede ser más que inmovilidad y mecanismo y, por lo tanto,negación del espíritu.En estas caracterizaciones que, por lo demás, no tienen como base un análisis preciso de los procedimientos de la ciencia, se revela la actitud de reacción contra el positivismo y el concepto mecánico del mundo que la filosofía de Gentile comparte con muchas otras filosofías del periodo contemporáneo. 


DIOS EN LA FILOSOFIA DE GIOVANNI GENTILE.
 a)  La realidad como Pensamiento en acto.
  Para Gentile la única realidad que existe es el pensamiento en acto, un sujeto cuya esencia consiste en estar siempre pensando, este sujeto es el Absoluto o Espiritu que es, en la medida que piensa;  en  él el  ser y  el acto de pensar se identifican. De ahí el nombre de actualismo , actualismo idealista, dado a su filosofía. Un idealismo que  es bastante similar al idealismo de Fichte.
            Este Espíritu Absoluto cuya esencia consiste en estar pensando, necesariamente debe estar  pensando algo, este algo se concibe como un objeto, es decir como algo distinto del sujeto, bien sea Dios, la naturaleza, el  propio yo, o el de los demás …  pero este algo  cualquiera que sea, no tiene existencia real fuera del acto del pensante  que pensando en él, lo crea, lo pone y lo constituye realmente . Por ello Gentile afirma que ” conocer es identificar, superar la alteridad  como tal.”
            El sujeto pensante es siempre el Sujeto Transcendental, el Yo universal e infinito cuya infinitud aparece en su unicidad, no hay más yo es  distintos del Yo Absoluto.
            En consecuencia para Gentile no existe nada más que el Sujeto Trascendental, Infinito, Absoluto, Pensante Activo, todo lo demás como pueden ser los sujetos o yo es empíricos, el hombre , los individuos, la naturaleza, el propio yo, el yo de los demás… no tienen existencia real fuera del Pensante Infinito que al pensarlos por, un lado, los crea asumidos en su Universalidad, pues la individualidad  queda superada en el mismo acto de su creación, y por otro los realiza haciéndolos reales.
 b) La religión en la dialéctica del Espíritu.
 Gentile sigue a Hegel afirmando la existencia de una dialéctica, pero Gentile sustituye la dialéctica hegeliana a la que denomina dialéctica de lo pensado, por la dialéctica del pensante.
       El Espíritu pasa por tres momentos en su camino dialéctico: 1.- posición del sujeto, 2.-posición del objeto y 3.-  posición de su  síntesis e identidad. A ellos responden las tres formas absolutas del espíritu: el arte , como conciencia del sujeto; la religión , como conciencia del objeto; la filosofía, como conciencia de la identidad y síntesis del objeto y del sujeto.
        La religión es el momento dialéctico de la objetividad . El momento en el que el sujeto queda anulado por el objeto: Dios.
       La religiosidad por ello es una posición equivocada de un objeto que se supone independiente y anterior al sujeto.
        La filosofía, sin embargo, viene a  corregir este error mostrando que el objeto de la religión no es más que una posición del sujeto y sólo en la medida que el sujeto lo piensa tiene verdadera realidad . De esta forma hay que decir que Dios está dentro del hombre en cuanto sujeto, que lo piensa. Dios no sólo está en el hombre sino que Dios y el hombre como sujeto pensante se identifican.
        Gentile por ello al hablar de la religión habla de una religión suya, la mia religione, hasta de un catolicismo suyo en el que el adjetivo mío y suyo se sustantivan: yo como sujeto individual pensante,  absorbido por el Espiritu Unversal Pensante , soy quien pone a Dios pensando en él.
       Esta inmanencia absoluta de Dios en el sujeto, afirma Gentile: es la “verificación del cristianismo”.

GENTILE: EL PENSAMIENTO PEDAGÓGICO

La pedagogía de Gentile se identifica con su filosofía. Efectivamente, parte de dos principios a los que se dedican respectivamente las dos partes del Sumario: la realización de la identidad del educador y el educando en el acto educativo y el carácter abstracto e irreal de todo contenido particular de la enseñanza y de toda regla didáctica que deben superarse olvidarse en el momento de la educación propiamente dicha. La identidad de educador y educando no es más que un ejemplo de la superación de las distinciones entre los sujetos empíricos en lo absoluto del Yo trascendental, y que ya ha sido mencionada. Por otra parte, en el plano concretamente pedagógico, Gentile, inspirándose en San Agustín, concibe el acto educativo como un acto de amor en el que el educador al rebajarse se ensalza, e incluso como un acto en que el educador y el educando piensan o mejor dicho re-piensan la única verdad que los supera a entrambos. Gentile critica además todas las otras distinciones que suelen hacerse comúnmente en el terreno pedagógico, sobre todo entre contenido y forma de la enseñanza, entre la materia que se enseña y él método con que se enseña.
No existe un método abstracto y general que valga para todas las materias y para todos los maestros, como una vestidura que puede quitarse a unos para cubrir a otros. En primer lugar, cada materia, cada argumento, es método de sí mismo, o sea, no es noción abstracta y aislada para memorizar, sino acto de búsqueda, de invención, más aún, de creación y, en cuanto tal, modo específico de proceder al descubrir.Por otra parte, y en segundo lugar, es el enseñante quien siempre revive y transfigura el fuego vivo del acto de enseñar los contenidos y las indicaciones metódicas particulares de las que puede servirse en la fase preparatoria. "Quien sabe de verdad, sabe enseñar; quien es hombre es también educador." Ésas son las bases sobre las cuales la pedagogía gentiliana puso las premisas para negar los aspectos técnico-científicos de la educación en la reforma de 1923 efectuada por el mismo Gentile,sobre todo mediante la abolición de la psicología y el aprendizaje didáctico como materias de las escuelas normales.Entre los demás aspectos de la filosofía de Gentile que tuvieron las mayores repercusiones en el plano educativo, figuran los relacionados con su concepto dialéctico del Espíritu.La religión, en cuanto momento necesario del desarrollo espiritual (o sea, momento del objetivismo ingenuo), representa para la masa una especie de phik sophia inferior por la que se barruntan las verdades que sólo se captan plenamente en la síntesis filosófica. En cambio, para quienes habrán de llegar a esta síntesis representa un grado de tránsito necesario. Por tal motivo, la religión debe ocupar el lugar que le corresponde en la enseñanza inferior.Así pues, sólo unos pocos pueden aspirar a la visión histórico-filosófica dela realidad como realidad espiritual; por consiguiente, Gentile considera que la educación histórico-crítica de las escuelas clásicas debe estar restringida a los pocos a quienes el ingenio destina de hecho, o bien el censo y las familias pretenden destinar, al culto de los más altos ideales humanos. Como se ve, el concepto aristocrático de la educación se contamina aquí, consciente mente, de conservadurismo social.El concepto dinámico de una realidad espiritual que sobrepasa y congloba en sí a los individuos y que no es agua estancada, sino llama ardiente acabó desembocando, por una parte, en el estatalismo autoritario, y, por la otra, en la justificación y glorificación de la guerra y la violencia.En efecto, la verdadera subjetividad es super individual y al mismo tiempo está determinada históricamente y acaba por identificarse de hecho con esa suma suprema de determinaciones históricas que es el Estado. Por sobre los Estados sólo hay una cosa, la lucha entre ellos, la Guerra, drama divino'',esfuerzo en que todo, el Todo, se compromete y, por lo mismo, acto absoluto.


“la filosofía es el momento sintético superior por encima del arte, que pura subjetividad, y la religión que es pura objetividad”

La premisa... en la filosofía 
Cual es el método de estrategia de gentile
teoría filosofica sobre educación

wwwvikoardillero-viko.blogspot.com/2008/10/gentile.html
https://es.scribd.com/.../GENTILE-EL-PENSAMIENTO-PEDAGOGICO


GROSSE Y LA ESTÉTICA
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Croce nació en 18 falleció en el año de 1952. Fue profesor de la Universidad de Nápoles, intervino en la política de su país y se opuso a la ideología fascista. De ordinario, se le clasifica dentro del grupo de máximos representantes del "neo-idealismo" italiano. Su Filosofía dello spirito, obra de singular importancia, comprende tres partes: 1. Estetica come scienza dell'espresione e linguistica generale (1902); II. Logica come scienza del concetto puro (1905), y III.Filosofia della pratica (1909). Para el objeto de nuestro estudio es también fundamental su obra La Storia come pensiero e come azione (1930).

A. FILOSOFÍA, HISTORIOGRÁFICA E HISTORIA

En la Lógica come scienza del concetto puro establece Croce las siguientes tesis, asumiendo finalmente una posición propia respecto a la constante evolución del pensamiento filosófico:
1. Filosofía e historia se identifican. La historia de la filosofía, en cuanto historia de un momento del espíritu, contiene en sí misma a toda la historia;
2. La infinitud de la filosofía, su continuo cambio, no es un "tejer y destejer", sino una continua superación: la nueva proposición filosófica es posible sólo a merced de la antigua, y la antigua vive eternamente en la nueva que la sigue y en aquella otra que seguiré a la nueva y que la convertirá en antigua;
3. La filosofía, habida cuenta de su identidad con la historia, no es término ni comienzo en ningún momento, sino que se obtiene en todo momento y está estrechamente vinculada con el curso de los hechos y condicionada por el conocimiento histórico;
4. En cierta manera, una filosofía de la historia realmente útil presupone la formulación, por parte de los metodologistas, de una "teoría de los factores históricos", de una "tabla de valores" que sirva de fundamento a la narración histórica en general;
5. El elemento representativo y el elemento conceptual no pueden separarse en el juicio histórico, y ni siquiera distinguirse con propiedad, a no ser que se quiera prescindir de la narración histórica para retornar a la intuición pura;
6. No puede ser válida la distinción entre historia del hecho y crítica o valoración del hecho mismo. Toda historia es al mismo tiempo crítica, y toda crítica es historia. Pero desvincular la historia de toda subjetividad para lograr la objetividad, para atenerse a la sola intuición o "a la implícita e inexpresable materia bruta" no puede significar que haya que prescindir "del pensamiento" para atenerse a la sola intuición o "a la implícita e inexpresable materia bruta": de lo que debe prescindirse es "del pensamiento falso, del apasionamiento que substituye a la verdad";
7. Consecuencia de los anteriores postulados será que si cambiamos la historia, la filosofía también cambia; y puesto que la historia cambia en cada instante, la filosofía es, "en cada instante" una nueva filosofía.

B. HISTORICISMO, ILUSTRACIÓN E HISTORIA

Para Croce, el "historicismo" o sea la ciencia de la historia "es la afirmación de que la vida y la realidad son historia y nada más que historia". El filósofo italiano explica109 que, correlativa con esta afirmación es la negación de la teoría que considera la realidad dividida en super-historia e historia, vale decir, en un mundo de ideas y de valores, y en un sub-mundo que los refleja fugaz o imperfectamente. Esta segunda concepción añade, es lo que se conoce con el nombre de "racionalismo abstracto" o "Ilustración". De donde el "Historicismo" se desenvuelve en oposición polémica contra la "Ilustración".
Base de la anterior afirmación es el que las ideas y los valores tomados "como modelos y medida de la historia" no son ideas y valores universales. Croce distingue, sin embargo, estos valores no universales de los que sí lo son, porque abarcan la totalidad de la actividad humana. Sólo que estos valores realmente universales no son modelos y generalizaciones empíricas, sino conceptos puros y categorías "creadoras y juzgadoras perpetuas de toda historia".
Precisando qué cosas son los valores no universales, modelos o generalizaciones empíricas, escribe Croce: -"Es bastante común oir, en las controversias que se agitan entre los historiadores, que se invoca a la flexibilidad, a la fluidez, a lo aeriforme, y que oportunamente se les recomienda en los conceptos empíricos para otros conceptos que no son empíricos: por ejemplo, los de renacimiento, ilustración, liberalismo, clasicismo, barroquismo, romanticismo; y también declarar en conformidad que no son propiamente definibles, señalándose como arbitraria cualquier definición, y que la realidad que ha de tenerse presente y se ha de juzgar es la de las épocas, la de los individuos y las sociedades, en su aprehensión directa e inmediata".
Los conceptos universalmente válidos para la historiografía parecen ser, de consiguiente, "los conceptos clasificadores de origen no empírico", es decir, los conceptos funcionales. A este propósito, Croce cita110 a Droysen, quien escribe en su obra Gundriss der Historik: -"La Histórica es una enciclopedia de las ciencias de la historia, no es una filosofía (o teología) de la historia, no es una física del mundo histórico y, menos todavía una poética para escritores de historia. El fin que debe proponerse es construir un órgano del pensamiento para la investigación de la materia histórica". Croce declara estar de acuerdo con el concepto de "Histórica" enunciado por Droysen. Concepto que, hasta cierto punto, coincide con el de una "Metodología de la Historia" o, mejor, una "Metodología de las Ciencias Históricas", pero en ningún caso con el de una "Filosofía de la Historia".
De donde deduce Croce que esta "teoría de la historia" que no es "una fantástica y arbitraria filosofía de la historia", ni una física o una sociología, ni una estética, y que esté llamada a desempeñar papel de instrumento "del pensar y del investigar histórico", no es otra cosa que la filosofía, "intrínseca siempre en las afirmaciones historiográficas". Aquí, el pensamiento de Croce retorna a su punto de partida: el de la identidad de Historia, Historiografía y Filosofía.111

C. LA "FILOSOFÍA DE LA HISTORIA"

Explica Croce que "filosofía de la historia", en su sentido primitivo -que fue el que tuvo en el siglo XVIII- equivale a una historiografía pensada en relación con el concepto de humanidad y civilización y, por lo tanto, "más filosóficamente de lo que se acostumbró por los historiógrafos que se encontraban bajo el imperio de tas viejas creencias religiosas o por los simples eruditos y cronistas y narradores de cosas militares".
Croce anota que "tomada en el rigor de los términos en que se enuncia, dicha expresión -filosofía de la historia- contiene una redundancia y una incongruencia estridentes, pero no evidentes para todos, porque pensar la historia es ya, en sí, filosofar, y no se puede filosofar sin referirse a los hechos, es decir, a la historia". Vuelve aquí el filósofo italiano sobre su tesis central: la identidad de historia y filosofía. Y protesta por el hecho de que, en el comienzo de la "filosofía de la historia" se coloque arbitrariamente la obra de Vico.
En realidad, y dado el punto de partida de Croce, este pensador niega que la "filosofía de la historia" sea una disciplina específica y afirma que tanto vale el antiguo intento de modelar una "filosofía de la naturaleza" como el de forjar una "filosofía de la historia". Lo que ocurre, según Croce, es que existe "una dualidad de relatos históricos construídos por la crítica, y de interpretaciones que van más allá de toda crítica, obtenidas por revelación o por una visión ulterior, como si fuesen obra de una facultad que no se consigue determinar ni poner en relación con las demás del espíritu humano".
Encontrarnos aquí, en un eminente filósofo de la historia, a un negador de la filosofía de la historia. Esta contradicción, sin embargo, es menos grave de lo que a primera vista pudiera creerse. Lo que ocurre es que Croce, al meditar sobre la historia, niega que esté filosofando sobre la historia, toda vez que historia, historiografía y filosofía son una misma cosa.
Es lo que puede verse en la Parte Quinta de la obra que venimos comentando (La historia como hazaña de la libertad). Los títulos de los capítulos de que consta esa parte final aclaran mucho de lo que acabamos de decir: I. La historia que no se repite y que no se conserva intacta; II. Sombras de agnosticismo, misticismo y escepticismo y luces de verdad histórica; III. Humanidad en fragmentos y humanidad íntegra; IV. Historiografía por hacer e historiografía que no ha de hacerse; V. Historiografía y naturalismo; VI. La naturaleza como historia, no como historia escrita por nosotros; VII. Prehistoria e historia; VIII. Épocas cronológicas e históricas; IX. Especies naturales y formaciones históricas; X. Poesía e historiografía; XI. Historicismo y humanismo.
Filósofo de la historia se muestra Croce, por ejemplo, cuando escribe en el citado Capítulo III de la Parte Quinta de La historia como hazaña de la libertad: -"La integridad de la humanidad no está presente en sí misma, es decir, no existe sino en la acción, y la acción no es nunca una acción general, sino una misión determinada e histórica; de modo que, llevándola a cabo, la humanidad se expresa íntegramente, y cuando sobrevengan otras misiones se expresará en ellas sucesivamente, siempre en su integridad".113
Para encontrar la clave del pensamiento de Croce, sin embargo, hay que recurrir a su Estética, donde perfila su concepto de la Historia: -"La Historia no es forma, sino contenido; como forma no puede ser más que intuición o hecho estático. La historia no investiga leyes ni forja conceptos; ni induce, ni deduce; se dirige ad narrandum, non ad demostrandum: no construye universales y abstracciones, aunque supone intuiciones. El individuum omnimode determinatum es el dominio de la historia como es el dominio del arte". Y más adelante: -"El mundo de lo sucedido, de lo concreto, de lo histórico, es lo que se llama el mundo de la realidad y de la naturaleza, y comprende lo mismo la realidad física que la espiritual o humana. Todo este mundo es intuición. (...) La ciencia, la verdadera, ciencia, que no es intuición sino concepto, no individualidad sino universalidad, no puede ser más que ciencia del espíritu, de lo que la realidad tiene de universal: Filosofía"
El pensamiento de Croce

Si bien es cierto que el idealismo de Croce procede de la dialéctica hegeliana, se presenta como una reforma de la misma, colocando en lugar de la noción de oposición la de distinción. Entre las cuatro formas del espíritu no existe oposición, sino que ellas se distinguen recíprocamente a partir de una doble diferencia: entre el dominio teórico y el dominio práctico por un lado, y entre lo particular y lo universal por otro.
El principio fundamental de su filosofía es que la actividad espiritual (mental) constituye la realidad absoluta. El hombre no posee nada más que la experiencia inmanente de su espíritu. No existe mundo objetivo fuera de la conciencia subjetiva que posee la mente de su propia actividad, que adopta dos formas: una intelectual y otra práctica. La actividad intelectual se divide a su vez en intuición (arte) y abstracción (filosofía); la actividad práctica de la mente se divide por su parte en economía y ética.

El arte es conocimiento de lo particular y la lógica de lo universal; la economía es volición de lo particular, y la moral de lo universal. Bajo el término de "economía", tan frecuente en Croce, hay que entender no sólo la economía en sentido específico, sino también todas las actividades humanas encaminadas a un resultado práctico, siguiendo la interpretación pragmática del conocimiento tan extendida en el pensamiento europeo y americano de principios de siglo.

En el sistema de Croce, a diferencia del de Hegel, no aparecen ni la naturaleza ni la religión, y la lógica es considerada dentro de la filosofía del espíritu. La noción de naturaleza es entendida como una ficción práctica, fruto de la actitud económica hacia el mundo. A la religión no le reconoce autonomía: la considera un conjunto de motivos poéticos, filosóficos y morales.
Se evidencian así las dos vertientes del riguroso inmanentismo de Croce, expresado primero con la fórmula idealismo absoluto (la única realidad es el espíritu), y, a partir de los años veinte, con la fórmula historicismo absoluto, según el cual la vida y la realidad son historia y nada más que historia. El objeto de la historia es el espíritu humano con sus manifestaciones concretas en el campo del arte, la filosofía, la economía y la ética. La historia constituye, por tanto, el más pleno desarrollo de la búsqueda de la verdad por el hombre, absorbe a la filosofía y se identifica con ella.

La estética es el tema dentro de la filosofía de Croce que ha conocido mayor resonancia. Croce reivindica la absoluta autonomía del arte respecto a cualquier otra actividad humana. El arte es intuición lírica, absolutamente desinteresada y autosuficiente. Es una síntesis entre un contenido de carácter sentimental y una forma de carácter intuitivo. La intuición artística forma un todo con la propia expresión, de ahí la identificación de la estética con una especie de lingüística general.

La actividad crítica literaria de Croce influyó profundamente en la cultura italiana de la primera mitad de siglo, pero está marcada por una contradicción entre sus propias posiciones teóricas generales y su gusto personal de orientación clasicista, que le llevó a sobrevalorar a autores como Carducci y a marginar significativas expresiones literarias del siglo XX. Todo ello termina por devaluar su trabajo como crítico literario.
La lógica o filosofía indaga los conceptos puros, o auténticamente universales, frente a los pseudoconceptos propios de las ciencias; y tales son las cuatro formas del espíritu. Pero las cuatro categorías: lo bello, lo verdadero, lo útil y lo bueno, sirven para calificar la realidad, funcionando como los criterios de todo juicio histórico. La filosofía desemboca así en una metodología de la historiografía. Croce critica las pretensiones metafísicas de la filosofía, cayendo también en este punto en una contradicción con su reivindicación del idealismo, primero, y del historicismo después.



https://es.scribd.com/doc/36193218/ANTOLOGIA-FILOSOFIA-DE-LA-EDUCACION-II-universidad-vizcaya



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