lunes, 27 de octubre de 2014

Jean paul sartre

JEAN PAUL SARTRE

Jean Paul Sartre es el representante más notable del existencialismo ateo. Su postura basada en la responsabilidad del hombre sobre sus actos, independientemente de la existencia o no existencia de Dios, está reflejada en un pequeño libro titulado “El Existencialismo es un Humanismo” donde muestra los conceptos básicos de su pensamiento.


Lo que tienen en común, tanto el existencialismo ateo como el cristiano, (Jaspers, Gabriel Marcel) es simplemente que consideran que la existencia precede a la esencia.
Es decir que el hombre primero existe, es lanzado al mundo siendo nada, y luego se va haciendo a si mismo existiendo, y sólo se llega a definir en la lápida.
El existencialismo de Sartre, afirma que el hombre comienza por existir y sólo después será tal como se haya hecho, porque el hombre no será otra cosa más que eso. Es ante todo un proyecto y es responsable de lo que es.
El primer paso del existencialismo es poner en el hombre la total responsabilidad de su existencia y la de todos los demás. Porque al elegirse a si mismo está creando también una imagen del hombre tal como considera que debe ser.
Así, su responsabilidad es mucho mayor de lo que podríamos suponer, porque lo compromete a él y también a toda la humanidad.
Eligiéndose, elije a todos los hombres, porque con sus acciones está habilitando a todos los demás a hacer lo mismo.
Esta responsabilidad de elegirse a cada instante es el origen de la angustia y del desamparo porque no tiene excusas, ya que es libre para elegir sus actos.
El existencialismo no cree en el poder de la pasión para que el hombre justifique sus actos, porque también es responsable de su pasión, y la pasión no es una excusa.
Como para Sartre no existe una moral “a priori”, afirma que cuando se está frente a una encrucijada no se tiene a nadie y sólo se puede fiar en los propios instintos. No se puede guiar uno ni por los sentimientos, ni tampoco se pueden pedir consejos; porque los sentimientos los construye uno mismo con los actos y porque siempre se elige al consejero, que ya se sabe de antemano qué va a aconsejar.
Elegir es inventar, dice Sartre, porque ninguna moral general puede indicar lo que hay que hacer. El hombre debe comprometerse y luego actuar sin esperanza, y sin ilusionarse, hará lo que pueda. Lo que no puede es no elegir porque aunque no elija, está eligiendo no elegir.
Un hombre que se compromete en la vida, dibuja su figura con sus actos y fuera de eso no hay nada. El cobarde no nace cobarde, se define a partir del acto que realiza, lo mismo ocurre con el héroe.
Sartre sostiene que “Pienso luego soy” es la verdad absoluta de la conciencia y que eligiendo se construye lo universal.
El hombre elige su moral. Todo hombre que inventa un determinismo es un hombre de mala fe. La mala fe es un error, es la mentira de la falta de compromiso. Porque cuando se elige de buena fe es para siempre. La actitud de estricta coherencia de los actos es la actitud de buena fe.
Los actos de los hombres de buena fe tienen como última significación la búsqueda de la libertad como tal y están obligados a querer, al mismo tiempo que su libertad, la libertad de los demás.
La vida no es nada, les corresponde a los hombres darle un sentido; y el valor de la vida no es otra cosa que ese sentido que eligen.
Aunque Dios existiera todo esto no cambiaría porque es necesario que el hombre se encuentre a sí mismo y se convenza de que nada puede salvarlo de si mismo.
Esta postura, considerada pesimista, es sin embargo profundamente ética. El Existencialismo ateo es un movimiento de post guerra, que surge cuando la gente comienza a integrarse a la sociedad, que devastada por las pérdidas, se atreve a cuestionar los antiguos valores y creencias.

Cuando los filósofos que se incluyen en este movimiento reivindican la reflexión sobre la existencia como el tema filosófico fundamental no se refieren a la existencia como categoría abstracta, ni a la existencia de las cosas o realidades no humanas, se refieren a la existencia humana concreta. Y en su tratamiento de esta existencia emplean dos estrategias: como método filosófico, rehuyen el pensamiento especulativo, la construcción de teorías filosóficas a partir de puros conceptos, yprefieren el método fenomenológico, entendido básicamente como fidelidad absoluta a lo dado, a lo realmente experimentado, como descripción de lo que se ofrece inmediatamente en la esfera de la vida; su actitud contraria a los enfoques abstractos de lo humano les lleva también a criticar el uso de la razón matematizante para la comprensión de la realidad humana, y por lo tanto a recelar de la ciencia y de la técnica;en cuanto a las facetas fundamentales de la existencia objeto de su interés, atienden básicamente a la dimensión de la finitud en el mundo humano: la temporalidad, la muerte, la culpa, la fragilidad de la existencia, la responsabilidad, el compromiso, la autenticidad, la subjetividad, la libertad,...

El existencialismo comienza en el período de entre guerras y tiene su máximo momento de esplendor tras la segunda guerra mundial, particularmente en Francia. Es habitual señalar a Søren Kierkegaard (1813-1855) como un precursor de esta corriente; el propio Jean-Paul Sartre (1905-1980), en su obra “El existencialismo es un humanismo”, destaca dos versiones en este movimiento:el existencialismo católico: Karl Jaspers (1883-1969) y Gabriel Marcel (1889-1973); el existencialismo ateo: en donde sitúa a Martin Heidegger (1889-1976) y a su propia filosofía. 

En la citada obra, Sartre atribuye a su versión del existencialismo los siguientes rasgos:

1.Tesis fundamental: es un ateísmo consecuente; puesto que Dios no existe, no existe la naturaleza humana; el hombre no tiene esencia o naturaleza, es lo que él mismo se ha hecho; en el la existencia precede a la esencia.
2. El hombre es un proyecto que se vive subjetivamente: lo que mueve a las personas son sus proyectos, su preocupación por la realización de su ser; pero estos proyectos y los ideales involucrados en ellos, no existen previamente a su decisión de realizarlos, no están trazados previamente por un destino, una naturaleza o una tabla de valores objetivos.
3. El hombre es responsable de sí mismo y de todos los hombres: somos responsables de nosotros mismos porque lo que somos depende de lo que hemos querido ser, no de un destino divino, ni de una circunstancia social, ni de una predisposición biológica o natural; pero somos también responsables de los demás porque al elegir unos valores, elegimos una imagen del hombre tal y como debe ser; “nuestra acción compromete a la humanidad entera”.
4. La libertad humana trae consigo los sentimientos de angustia, desamparo y desesperación. Angustia ante el hecho de que es uno mismo el responsable de sí mismo y de los demás; desamparo porque la elección se hace en soledad, no existe una tabla de valores en la que apoyarse, ni ningún signo que nos indique la conducta a seguir, es preciso inventarse la moral; y desesperación porque no es posible un control completo de la realidad en la realización del proyecto, porque siempre hay que contar con factores imprevistos, con la posibilidad de que se truequen nuestras buenas intenciones en malos efectos.
5. Es una doctrina de la acción, contraria al quietismo: para el existencialismo sólo hay realidad en la acción, el hombre existe en la medida en que se realiza, es el conjunto de sus actos y nada más. Este pensamiento tiene dos caras: por un lado es duro para aquellas personas descontentas con lo que son, para los que no han triunfado en la vida; estas personas pueden engañarse diciendo que en realidad el conjunto de sus actos no muestra su auténtica valía, diciendo que hay en ellos capacidades, talentos o disposiciones desaprovechadas, que el mundo les ha impedido dar de sí todo lo que realmente son. Pero, por otro lado, esta doctrina es optimista pues declara que el destino de cada uno de nosotros está en nuestra mano y nos predispone a la acción, a no vivir de sueños, de esperanzas, a dejar de lado nuestra miseria y realizar nuestro proyecto: el héroe no nace héroe, se hace héroe; si se es cobarde es como consecuencia de una decisión, no porque fisiológicamente o socialmente se esté predispuesto para ello; el cobarde se hace cobarde, pero hay siempre para el cobarde una posibilidad de no ser por más tiempo cobarde, como para el héroe la de dejar de ser héroe.
6. Es una doctrina que reivindica la intersubjetividad: aunque parte del cogito como la verdad indudable, no defiende el aislamiento de la subjetividad, pues considera que sólo en el trato con el otro, en el reconocimiento que el otro hace de nuestro ser, en la presencia de su mirada, sólo así nos hacemos conscientes de nuestro propio ser, de nuestra propia realidad.
7. Frente a la noción de “naturaleza humana” defiende la existencia de la “condición humana”: aunque no existe una esencia común a todos los hombres, Sartre cree que sí se puede hablar de ciertos rasgos formales y universales que permiten la identificación de la humanidad como un todo y el reconocimiento y comprensión del proyecto de cada individuo y de cada cultura; la libertad, la indigencia de la existencia, la sociabilidad, son estructuras antropológicas que desvelan la condición humana.
8. Es una doctrina que permite el compromiso moral y la crítica de la conducta inauténtica: aunque los valores se inventan, no todos tienen el mismo valor, pues algunas elecciones están fundadas en el error y otras en la verdad; la conducta de mala fe, por ejemplo, se basa en el error, en el error de excusarse en las pasiones, en el determinismo, en el destino, o el error de declarar ciertos valores como existentes de modo objetivo e independiente de mi voluntad. La actitud auténtica es la de buena fe, la de aquél que asume la responsabilidad completa de su acción y situación, la de aquél que tiene como lema moral la realización de la libertad propia y ajena.
9. Para el existencialismo el mundo, la vida, no tiene un sentido a priori: declara que Dios no existe, por lo que la vida misma carece de sentido; sólo se puede hablar del sentido que cada uno le da, de los valores que cada uno inventa.
10. El existencialismo es un humanismo: pero no un humanismo que valore a la humanidad por la excelencia de alguno de sus miembros, ni por la supuesta bondad de la humanidad en su conjunto; es un humanismo por declarar que no hay otro legislador que el hombre mismo, por afirmar la libertad y la necesidad de trascender la situación, de superarse a sí mismo, por reivindicar el ámbito de lo humano como el único ámbito al que el hombre pertenece.


Sartre idealiza a las personas como seres capaces de crear sus propias leyes al rebelarse contra todo tipo de estatutos, aceptando la responsabilidad, la ética y toda moral personal sin el apoyo de la sociedad, la ética o cualquier norma tradicional. Su teoría existencial declara la libertad de todas las personas para escoger sus propios conceptos de comportamiento y libre pensamiento hacia una perfecta libertad de elección de crear los significados de las cosas y de la realidad en general. 



que es la libertad, el ser y la nada?
que es el para si y en si?

http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Filosofiacontemporanea/Sartre/Sartre-Existencialismo.htm


MARTIN HEIDEGGER

Gran filósofo de la época contemporánea, nació el 26 de septiembre de 1889 en Messhirch, pequeño poblado rural del país de Bader, al sureste de Alemania. Estudió en la universidad de Friburgo donde sus maestros fueron Rickert y Husserl.

Pensamiento existencialista en cuanto el ser para la muerte, existencia auténtica e inauténtica.


Edmund Husserl es el filósofo que influye poderosamente en Martin Heidegger aportándole un método de investigación.

Su obra más conocida y fundamental es El ser y el tiempo, publicada en febrero de 1927, su obra quedó inconclusa debido a que solo salió la primera parte.
La filosofía de Heidegger es una de las modalidades del existencialismo contemporáneo, su preocupación fundamental respecto al ser y el tiempo no era la existencia humana sino el sentido del ser en general.
En abril de 1933 cuando los nazis llegan al poder, Heidegger es nombrado rector de la Universidad de Friburgo, después renuncia a este cargo, pero el aceptar el puesto de rector en el régimen nazi ha dado a innumerables debates.
Para Heidegger la tarea fundamental de la filosofía consiste en aclarar, en dilucidar el sentido del ser, encuentra que la vía de acceso al ser es nada menos que el dasein, el ser concreto, el hombre mismo.
Respecto a la filosofía, Heidegger no acepta una concepción que subordine a ésta a las ciencias particulares.

El dasein es la existencia, la realidad humana, el hombre se convierte en el fundamento de la ontología, el hombre o dasein no es el ser, sino el medio a través del cual se da o se abre el ser.
Heidegger considera que éste no es una característica, es su propio ser, significa que la naturaleza propia del dasein consiste en su existencia y no lo aprendido o conocido mediante categorías o conceptos, dasein es el ser en el mundo.
Existencia auténtica e inauténtica. El análisis dasein descubre la contingencia de su ser.
En la existencia inauténtica el dasein se despreocupa, se involucra en la vida cotidiana donde predomina el uno, es un aspecto ontológico no una degradación moral. La existencia auténtica, son muy importantes los conceptos (vivencias) de la nada y de la angustia. El hombre cuenta con una experiencia privilegiada que es la angustia, la angustia no es un miedo ante algo concreto, es una vivencia que nos permite percatarnos de la nada, de la muerte como parte sustantiva de nuestro ser.
La fenomenología es el procedimiento o método para descubrir al ser de los entes, trata de interpretar las condiciones de posibilidad de los fenómenos.
La muerte es la posibilidad invencible, la anticipación de la muerte hace del ser ahí un todo, puesto que todas las otras posibilidades existenciales parecen subordinarse a ese poder ser primordial.
Para Heidegger la interpretación existencial de la muerte devuelve al hombre su valor auténtico y lo lleva a la resolución resignada de morir, es reconocer que la muerte es la posibilidad más auténtica de la existencia.

Heidegger aborda el fenómeno de la técnica y sus implicaciones en el hombre moderno. La posición de los tiempos modernos es la técnica que no sólo reviste un sentido tecnológico, sino en el que el hombre moderno mantiene una relación peculiar con su entorno.

El. concepto de existencialismo puede entenderse de modos diferentes, según la mayor o menor amplitud con que se lo tome. En un sentido amplísimo, es existencialista toda filosofía que admita y reconozca la existencia como algo diferente de la esencia. En este sentido la filosofía antigua y la escolástica son existencialistas, y deja sólo de serlo la filosofía del racionalismo y del idealismo.
En un sentido más concreto, Se dice existencialista al pensamiento que encuentra su punto de partida y su motivo inspirador en esa percepción de la existencia como algo dado, misterioso e irreductible a la esencia. Se advierte en él una intención negativa respecto del frío esencialismo de los sistemas racionalistas. En este sentido, toda, o casi toda, la filosofía de nuestros días es existencialista, pero a muchos de los sistemas actuales la existencia les sirve sólo de punto de partida para buscar después una trascendencia (un ir más allá), sea en el terreno religioso o en el metafísico. Tal es el caso de Jaspers, de Berdiaeff, de Marcel..., tal era el del propio Kierkegaard.
Pero puede entenderse en un tercer sentido, más estricto, el existencialismo: el de aquellos sistemas filosóficos para los que la existencia [humana] no es sólo el punto de partida y el motivo inspirador, sino el campo en que se moverán siempre, sin trascenderlo o salir de él en ningún momento. Tal es el caso del filósofo alemán Martín Heidegger y de varios franceses (Sartre, Camus, etc.), que se consideran como lo más característicamente existencialista y el producto típico de su época. Uno y otros (el alemán y los franceses) representan las dos caras de una filosofía que afirma sólo lo concreto y existente, la existencia sin trascendencia.

COMENTARIO


Opina que la primera misión de toda filosofía es aclarar «el sentido del ser», lo que significa «ser». Kant partía para su sistema de un análisis de la ciencia, de la posibilidad de los juicios en la ciencia. Pero Heidegger encuentra que la ciencia es un hacer del hombre, es decir, algo que tiene el modo de ser del hombre que la hace. Más aún, según Heidegger, ya desde Platón el hombre occidental no se somete al ser, sino que somete el ser a sí mismo y lo reduce a representaciones hasta hacer del mundo imagen. Así, el hombre postplatónico occidental dice que conoce cuando posee «e-videncia», es decir, visión, retrato, «eidos». Esto constituye, según él, un descarrío intelectual. El hombre preplatónico conocía en cuanto estaba atento al ser (especie de unión intuitiva o mística), y el hombre medieval cristiano conocía en cuanto que era y se sentía criatura. Ni uno ni otro, según Heidegger, redujeron el ser a la condición de objeto convocado a la presencia del hombre.


La realidad primaria, donde el ser se capta con su sentido original, es lo que Heidegger llama el «Dasein». «Dasein» es una palabra alemana que, por difícilmente traducible, se suele transcribir en todos los idiomas. Significa «ser-ahí», y, en definitiva, se refiere al hombre como «arrojado a la existencia», ser que existe en el mundo y actúa sobre las cosas, que tienen, ante todo, el sentido de instrumentos del Dasein. La filosofía, según Heidegger, no puede ser más que una analítica e interpretación del Dasein.

No es posible trascenderlo hacia un mundo ideal o religioso porque todo género de ideas o de cosas se halla implicado, inserto, en él mismo.

Este análisis del Dasein descubre, ante todo, la contingencia de su ser. El Dasein aparece inexplicablemente en la realidad, sobrenada durante su vida en el poder-no-ser, esto es, suspendido sobre la nada, y, entre sus muchas y fortuitas posibilidades, sólo una es necesaria: el morir. El Dasein es un «ser para la muerte» (Sein zum Tode).


Dentro de esta estructura fundamental en la que, según este análisis existencial, se mueve el Dasein, dos modos opuestos de actuar, de enfrentarse con la realidad: la que Heidegger llama «existencia inauténtica» y la «existencia auténtica». La primera -la inauténtica- es un entretenerse con las cosas, un entregarse a la trivialidad de las relaciones sociales o de los placeres estéticos, un olvidar la profunda tragedia de la existencia. La auténtica, en cambio, es un abrazarse con la angustia, un vivir consciente de la tragicidad del existir, una presencia constante del destino último de la existencia: la nada, a través de la muerte.


El existencialismo heideggeriano tiene una doble significación en la historia del pensamiento:
-por una parte constituye un reconocimiento del fracaso final de la concepción racionalista e idealista, es decir, el descubrimiento de la contingencia y la finitud en el ser que nos es más directa e inmediatamente conocido: el Dasein.


-Pero de otra, responde al postulado general de la filosofía moderna, que 
exige al hombre bastarse a sí mismo, no apoyarse en un mundo de realidades superiores, en un orden sobrenatural

La analítica del Dasein conduce a una situación de inexplicabilidad y de desesperación: la realidad es, simplemente, el hombre finito lanzado a una existencia incierta y sin sentido, sosteniéndose sobre la nada, y abocado fatalmente a la muerte. Existe para cada hombre, sin embargo, una posible salvación: aceptar la propia situación, dar un enérgico sí a los hechos y autoafirmarse por la acción y por la lucha.


Puede reconocerse una influencia de esta filosofía en la actitud de la juventud alemana en las filas del nacionalsocialismo durante la última guerra mundial. Actitud desengañada, escéptica, respecto a valores universales, pero que, por un enérgico voluntarismo, afirma y deifica su propia existencia colectiva -la raza y el Estado germánico, y se entrega desesperadamente a una lucha de la que esperaba ver surgir su propio ser y el sentido de su vida.
He dicho que este existencialismo alemán constituye sólo una de las dos caras del existencialismo. Es la aceptación de la contingencia y de la finitud, y su superación por un vivir en presencia de la muerte: filosofía de tragedia y de desesperación. El reverso, en cambio, tiene algo de irreflexivo y hedonista: el existencialismo interpretado por los filósofos y literatos franceses de la posguerra.


El Existencialismo de Jean Paul Sartre | La guía de Psicología http://psicologia.laguia2000.com/general/el-existencialismo-de-jean-paul-sartre#ixzz3HP3JVbxb

http://www.bsolot.info/wp-content/uploads/2011/02/Sartre_Jean_Paul-El_ser_y_la_nada.pdf

fhttp://exordio.qfb.umich.mx/archivos%20pdf%20de%20trabajo%20umsnh/Leer%20escribir%20PDF%202014/Sartre-existencialismoeshumanismo.pdf


el muro de sartre

1 comentario:

  1. deberias volver lo escrito acá en un artículo cientifico formato pdf, para poderte citar en artículos y trabajos universitarios.

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